X-berg y las letras

Berlín es ese crisol fascinante de culturas. Pero también tiene vida de puerto: almas que vienen, se nutren, nos dejan su piel y luego se marchan. Una de esas viajeras es Lina Meruane, escritora chilena, que desarrolla su beca de residencia para artistas, otorgada por DAAD.

Nos encontramos en el barrio Kreuzberg, tan turco, tan movido, tan berlinés, tan lleno de espíritus creativos, que viven bajo sus propios horarios.

Allí hablamos sobre su novela „Sangre en el ojo“. Una historia de amor brutalmente honesta, donde no hay espacio para la lástima. Más bien, con el aliento entrecortado nos muestra que el horror está también en lo cotidiano. Y la conversación nos llevó a hablar de la crítica al feminismo por parte de una feminista, de los problemas que la búsqueda del origen refleja en los nacionalismos. Hablamos de su vida en los Estados Unidos bajo Trump y de su país. De Chile y de las marcas que dejó la dictadura en su vida, pero también de sus posturas políticas.

Les dejo una de sus respuestas…

Fuera de la novela mencionas que tienes críticas hacia esos movimientos feministas actuales, donde encuentras el nombre pero no el contenido. ¿Cuál es la principal diferencia que ves en el ideal del feminismo y los movimientos actuales?

LM: Feministas hay de muchos tipos: hay conservadoras, hay radicales, hay feminismo negro, feminismo brown (mestizo) y hay un feminismo blanco-burgués. En esa última categoría de mujeres, las que han adquirido capitales culturales, capitales económicos me parece que se han olvidado que están las “otras”, las que no tienen esas oportunidades. Ahí es donde está mi crítica. Hay un libro muy interesante de una ensayista norteamericana llamada Jessa Crispin, que se llama provocativamente “¿Por qué no soy feminista?” En realidad, éste es un libro muy feminista que critica el feminismo que se olvidó de las otras, que usó la categoría del feminismo para subir en el poder y mejorar su posición, pero no pensar en la posición de las otras y de los otros, porque también hay que recordar que hay muchos hombres por ahí que tampoco tienen acceso, que no tienen capital sociales ni culturales ni económicos. Es una crítica humanista a ciertos modos del feminismo actual.

Tu próxima obra tiene que ver con un tema candente en tu país que es el diferendo chileno-boliviano.

LM: se supone que era mi próxima novela, pero se ha metido otro libro en el camino. No la he terminado de escribir. Pero sí, me interesa mucho la problemática chilena-peruana-boliviana. Nuestros vecinos y nuestros enemigos de la Guerra del Pacífico. Hay unas historias interesantes cuando uno consulta los libros de historia de cada uno de los tres países, el relato es completamente diferente. Cada uno asume una posición defensiva, de necesidad soberana. Es un problema complejo porque los acuerdos de paz lo hicieron aún más difícil. Mi posición es para muchos chilenos inaceptable: yo pienso que Bolivia debería tener acceso al mar. Es difícil de argumentar en Chile porque la idea de la soberanía sobre el mar, la posesión del Pacífico y la dificultad que implica por los acuerdos de paz otorgarle ese pasillo a Bolivia, soberano, va contra todos los discursos del nacionalismo. Tengo dificultades en esta discusión, pero me parece que en un sentido de buena voluntad, de buena relación con los vecinos latinoamericanos, de generar relaciones más fuertes y menos conflictivas eso sería un gesto de buena voluntad. Sobretodo, porque en el contexto latinoamericano Chile goza de una economía saludable, a pesar de lo que se dice dentro, pero como economía fuerte podría tener un gesto de buena voluntad.”

Me gusta esta foto de Lina porque detrás de ella viene una mujer árabe, quizá porque parece que su pasado se asoma de la misma manera en que lo anuncia el presente de su vida en Alemania a través del letrero de «Max & Moritz».

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… y el resto de la entrevista está publicada en: http://bit.ly/2G3jOfp