El viernes salí a la calle a pedirle a nuestros políticos que no nos dejen con la responsabilidad final de salvar el planeta. Queremos que creen los marcos necesarios para que podamos actuar de manera articulada y coherente. Una golondrina no hace verano. Por eso salimos muchos a la calle. Para recordarles que los intereses colectivos deben primar sobre los intereses de unos cuantos.
Hoy Greta les reprochó que la inacción de los líderes mundiales la han «robado sus sueños y su infancia». Y en nombre de todos, se dirige a ellos. No más cinismo. No más mirar hacia otro lado, mientras el planeta se acalora y nos consumimos sus recursos como si fuera un barril sin fondo.
Esta pancarta vista en la marcha de Berlín, resume muy bien la situación actual: «la cosa está tan complicada, que hasta los adictos al trabajo estamos aquí.»
Así que las externalidades negativas asociadas a los costos medioambientales que no están incluidos en los precios finales, podrían tener sus horas contadas. Seguro que todos pagaremos en el corto plazo el incremento de los precios, que nos trasladarán los productores. Pero más vale que esa sobre tasa ponga un freno a este despilfarro de los recursos.