La tarea de empujar la piedra cuesta arriba: refuerzos para Sísifo

¿Podemos detener la repetición de errores que sostiene las estructuras de discriminación de género?

Afortunadamente sí. Por más que esta tarea se parezca a Sísifo empujando su roca cuesta arriba solo para verla rodar nuevamente, y empezar de cero. Puede sonar frustrante, pero tiene algo de una belleza inquietante: mujeres y hombres que no descansan y llenan su vida con acciones que permitan visibilizar las desigualdades, y combatirlas a través programas de toma de conciencia y de empoderamiento educativo, de salud reproductiva y de independencia financiera. Es la suma de las pequeñas acciones, la que transforma el colectivo.

Desde hace dos años estas acciones encontraron un marco mayor en qué apoyarse. Naciones Unidas presentó su Agenda 2030, que contiene 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible -OSD– y 169 metas para alcanzarlos.

Detrás de estos esfuerzos hay cuatro mujeres que se destacan. La primera es Paula Caballero, una funcionaria colombiana que lideró las conversaciones regionales para desarrollar una propuesta de agenda, que pretendía crear una hoja de ruta post 2015, fecha en la que caducaban los Objetivos del Milenio. Su propuesta de definir los ODS encontró eco en la Ministra de Relaciones Exteriores colombiana, María Ángela Holguín, quien impulsó el tema con sus pares. En el seno de Naciones Unidas, Amina Mohammed, funcionaria nigeriana que se desempeñaba como asesora del Secretario General y hoy es Vicesecretaria General, fue la encargada de planificar el trabajo post-2015. En el caso de América Latina, la mexicana Alicia Bárcenas, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, ha tomado las banderas de impulsar la consecución de estos objetivos en la región.

¿Pero que buscan los ODS? Los 17 objetivos pueden agruparse en tres grandes familias: eliminar el hambre y la pobreza, aumentar la conciencia ambiental y finalmente fomentar patrones de comportamiento responsable y producción sostenible en materia económica.

El tema de la lucha contra la discriminación de las mujeres está expuesto en el quinto objetivo que establece explícitamente alcanzar la igualdad de género. Este objetivo promueve el empoderamiento de las mujeres y de las niñas, y equiparar los derechos de hombres y mujeres, para que tengan igualdad de condiciones.

Pero aunque los otros ODS restantes tienen títulos más generales como #2 “hambre cero” o #15 “vidas de ecosistemas terrestres”, que podrían considerarse neutrales frente al tema de género; lo cierto es que al incluir este enfoque en las perspectivas de las soluciones, nos encontramos que ponerle fin a la discriminación contra las mujeres y niñas por su calidad femenina, podría producir avances significativos para alcanzar los ODS.

Tomemos por ejemplo el objetivo #3 “Salud y bienestar”: la salud reproductiva de las mujeres, su acceso a información temprana, puede prevenir los embarazos no planeados, especialmente la maternidad de adolescentes. Los programas de reducción de embarazos no planificados en adolescentes tienen impactos positivos en el desarrollo socio-económico de una región por varias razones. La primera es que esas niñas tienen la posibilidad de vivir cada etapa de su vida con mayor intensidad, sin asumir responsabilidades prematuras. Pueden concentrarse en sus estudios y en aprender un oficio o una labor que conlleve realización personal y genere ingresos que les permitan una independencia económica.

Otro de los principales retos en materia de salud, es la proliferación del SIDA en mujeres en edad reproductiva. Naciones Unidas en su análisis de género menciona que esta enfermedad es la primera causa de mortalidad en las mujeres debido a que “su estatus social y económico limita las posibilidades de que se protejan y puedan elegir por sí mismas.”. Una mujer autónoma, que pueda exigir el uso de preservativos en sus relaciones, y con acceso oportuno y libre de discriminaciones frente a su sexualidad, le permitirá a la sociedad ahorrar recursos en el manejo de esta enfermedad y destinarlos a otras áreas del desarrollo humano.

Si continuamos analizando cada uno de los ODS restantes, vamos a llegar a la misma conclusión: la discriminación por género además de injusta e inhumana, no es económicamente rentable ni socialmente sostenible.

Esta reflexión sobre las desigualdades que persisten y sobre la importancia de incluir el análisis transversal de género en el análisis de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, es una invitación a romper el silencio de los errores que se han repetido una y otra vez. Es la invitación a que tomemos los avances y los logros para seguir construyendo sobre ellos. Y aunque el camino sea largo y como hemos visto pedregoso, no estamos condenadas las nuevas generaciones a continuar repitiendo los errores del pasado. Y es que, a diferencia de las estirpes condenadas a cien años de soledad, como reza la última frase de la obra maestra de Gabriel García Márquez, las mujeres sí tenemos una segunda oportunidad sobre la tierra.